TRAYECTORIA
Y todo comenzó con...
LOS APRENDIZAJES: recuerdos, ingredientes y amor
La culpa de este sentimiento hermoso hacia la cocina la tiene Magolita, mi madre y Bachita, mi abuela. Su amor incondicional se derramaba -sobre nosotros- cada vez que cocinaban y ¡sí que cocinaban rico!
Bachita tenía una mano increíble. Todo lo que cocinaba era un espectáculo y una de las cosas que más admiraba en ella era su simpleza…esa facilidad con la que hacía que todo sea delicioso. En sus manos, la más básica tortilla de huevo era la gloria y ¡cómo olvidarme de su corvina al ajo! si -cada vez que uso ajito- me acuerdo de ella.
Y… ¿qué decir de mi madre? Su amor –siempre- inconmensurable se refleja en la comida. ¡Nada más hermoso que el aroma de su cocina y su canto! Me pregunto ¿cómo cocina tan rápido? Debe ser el super-poder que tienen las madres para hacer todo bien y rico ¡no lo sé!
Cuenta -toda mi familia- que mi abuelo Miguel era el mejor de todos cocinando. ¡Basta con ver como se iluminan sus caras al contarlo! …estoy seguro que existe una memoria afectiva que se traduce en herencia; Felipe -mi pequeño hijo- disfruta ayudarme cuando cocino.
La cocina imprime recuerdos que me llevan a mis tías Myrian y Fabiola -de las mejores recetas y sabores que albergo en mi corazón- y a mi hermano Juan Carlos quien, antes o después de los partidos de fútbol, preparaba su famosa hamburguesa que tanto nos gustaba.
LA COCINA… me fue ganando, enamorando -poco a poco- hasta que lo dejé todo!
Toda la vida pensé convertirme en doctor; sin embargo, el destino tenía planeado otras cosas. Entré a estudiar hotelería hasta que se abra –nuevamente- el cupo en medicina pero la cocina me fue ganando… me llamaba y -poco a poco- me fue enamorando hasta ¡que lo dejé todo!
Me metí -de cabeza- a estudiar gastronomía, una de las mejores cosas que pude hacer. Creo que las personas deben hacer lo que les haga felices y… ¡esto es lo que soy y me hace feliz!
A los 18 años, entré a trabajar en uno de los mejores restaurantes de Quito. Fue una gran escuela, sobre todo, por las personas que conocí -grandes cocineros- y una de las experiencias más enriquecedoras. Alterné los estudios con el trabajo; siempre estuve claro que la práctica me haría mejor cocinero.
Por la universidad experimenté, la cocina de otra manera: como alumno y luego como profesor universitario durante 8 años, en total 14 años que imparto clases. Representé y obtuve –en competencias- medallas de bronce, plata y un récord continental con medalla de oro; aprendizajes para conocer otro lado de la cocina, el aspecto técnico, cuyos matices -a decir verdad- le tomé el gusto porque complementa mi desarrollo como cocinero.
Este entrenamiento me permitió representar al país en competencias internacionales, en eliminatorias continentales para el mundial de cocina y en el mundial de Cocina Global Chefs Challenge-Grecia 2016, donde dejamos –muy alto- el nombre de Ecuador.
Por cosas de la vida, a los 20 años, tuve la oportunidad de incorporarme a un importante segmento de cocina en un programa de la televisión nacional, entorno que me aterraba, pero -poco a poco- pude superarlo…y ahora, a través de este medio, comparto con las personas el amor por la cocina.
A lo largo de estos años, he realizado nueve programas de cocina en cinco canales de televisión, y ello me permite una hermosa cercanía con la gente. ¡Nada más gratificante que escuchar que ahora pueden, disfrutan y aman cocinar!
La COMIDA: memoria colectiva e identidad cultural
Tengo la certeza que viajar y conocer otras culturas permite que los cocineros maduren y aprendan. Siempre tuve curiosidad por saber cómo es la cocina y su memoria colectiva en otras partes del mundo; cómo influye la cultura e identidad en la manera de cocinar; cuánta significación tiene para cada persona la cocina de su país.
¡Cuando tenía oportunidad me escapaba a hacer lo que más me gusta…cocinar! y esta pasión me ha llevado por distintos lugares: Lima-Perú; Maryland, Virginia, Washington- Estados Unidos; Biarritz-Francia; San Sebastián-España donde tuve el chance de cocinar en un restaurante con 1 Estrella Michellin y hacer una especialización en el Basque Culinary Center, una de las mejores escuelas de cocina en el mundo.
Otra de las cosas lindas que me ofrece la cocina es contribuir como autor y coautor de muchas publicaciones, libros, revistas, artículos. ¡Estoy aquí para aprender y para aportar en la vida de los demás!
Espero, por muchísimo tiempo, compartir –desde la pasión, la memoria, los saberes, – mi pequeño aporte a todos los cocineros del mundo.